Dos ejemplos negativos y la perenne Misericordia de Cristo.

Acerca de Juan 21.

De este capítulo quiero resaltar dos ejemplos negativos del hombre pero la perenne Bondad de Cristo a pesar de tales errores.

1° ejemplo negativo: influencia en los demás. Pedro tenía un liderazgo que tal vez ni él conocía, pero cuando -por algún  motivo- decidió desobedecer y volver a pescar, los demás se fueron con él. No sé si Pedro lo había olvidado o pensó que ya había perdido esa oportunidad, pero Jesús lo había llamado a ser pescador de hombres, y no sé si sabía pero el llamado de Jesús incluía liderar y pastorear, y se lo reiteró cuando le hizo las 3 preguntas, ese llamado especial de Dios le daba más fuerza a las decisiones que él tomara.

Nosotros también tenemos llamados de Dios en distintas formas de liderazgo, comenzando desde la casa, como esposos, como padres, como hijos, como hermanos, además de las otras formas en la iglesia, y no sabemos el impacto que pueda tener en los demás cada decisión que tomamos, pero todos en esta vida tenemos alguien viéndonos y siguiendo nuestro ejemplo, nuestras decisiones y acciones serán la pauta o el camino que seguirán otros hermanos. Antier leí *“un niño raramente hará lo que le digas, a veces oirá lo que le dices, pero siempre harán lo que tú haces”*.

 

2° ejemplo negativo. Fijarse en la relación de otros con Dios. Jesús le dijo a Pedro que el final de sus días serían a manos de alguien más, un destino ciertamente no atractivo, luego de ello Pedro se fija en Juan y pregunta por él, por la respuesta de Jesús me parece a mí que la intención de Pedro era como “si yo voy a morir así ¿cómo va a morir él?”, por lo cual Jesús le dice “lo que yo quiera que le suceda a él no te afecta a ti, sígueme tú”.

Nuestra relación con Dios no puede depender o verse afectada por la relación que otros tengan con Él. Ciertamente debemos interceder por los demás, eso es bueno, pero lo que no debemos hacer es sentir algún tipo de celos o envidias por la voluntad que Dios tenga para con otros. Si Dios quiere bendecir a los hermanos con más dinero, más salud, done más “vistosos”, o si los hermanos quieren desperdiciar las bendiciones y quieren vivir una vida “light”, eso queda entre ellos y Dios, *mi deber es enfocarme en Cristo, apuntar a Cristo, anhelar a Cristo, amar a Cristo, buscar de Cristo, esperar a Cristo*, “SÍGUEME TÚ”, te dice y me dice el Señor.

 

Es interesante resaltar esos aspectos negativos porque nos permiten ver mejor la paciencia y bondad de Dios, que es “lento para la ira y grande en Misericordia”.

Mira la situación, Jesús les había dado una  orden sencilla: espérenme.

Pero los apóstoles no lograron obedecer eso y se volvieron a pescar (dicen los expertos que la palabra en griego significa “voy a volver a mi vida de pescador”) ¿qué podría hacer Dios y cómo debería castigar una desobediencia tan evidente a un mandamiento tan sencillo? Pues la repuesta de Jesús es tremenda:

*Jesús les prepara el desayuno y les sirve la comida.* ¡Cuántas veces hemos nosotros actuado insensatamente y lo que recibimos de Dios es un “ven a comer”! Realmente me impresiona cómo Jesús nos recibe con los brazos abiertos a pesar de tantas veces que nos portamos mal (por la Misericorida de Dios no hemos sido consumidos), y Él siempre está dispuesto a perdonarnos, en vez de decirnos “cómete lo que pescaste” nos dice “aquí te tengo una buena comida” ¿se ha imaginado cuán deliciosa estuvo esa comida cocinada por Dios?, la Biblia es la comida cocinada por Dios para nuestras almas.

 

*Cristo nos viene a buscar para bendecir nuestra vida*, así como vino a buscar a los apóstoles que se habían descuidado de la voluntad de Dios y se habían vuelto a centrar en los afanes de la vida. Ellos no pudieron pescar nada en sus fuerzas y técnicas, lo que les reveló su propia incapacidad (alejados de Cristo nada podían hacer), pero una vez que hicieron un sencillo movimiento en obediencia a Cristo (echar las redes a la derecha), entonces sus vidas fueron bendecidas.

*Un paso en el camino del Señor trae mayor bendición que todo un maratón en los caminos de la fuerza humana*.

 

*Cristo conoce perfectamente nuestro corazón y busca nuestra sinceridad*. El diálogo de Jesús con Pedro fue algo así:
Jesús: Pedro, ¿me amas?
Pedro: Tú sabes que te quiero

Jesús: Pedro, ¿me amas?
Pedro: Tú sabes que te quiero
Jesús: Pedro, ¿me quieres?
Pedro: Señor, tú lo sabes todo.

A mí me impresiona cómo Cristo se mantiene hablando con Pedro hasta que Pedro se rinde definitivamente. Pedro deja de “andarse por las ramas” y le dice “Señor, lo sabes todo”, no sé si me equivoco, pero yo lo leo y siento que Pedro le dice “Señor, tú sabes que te amo pero no tanto como realmente quisiera amarte, ayúdame a amarte como tú mereces”.

Creo que a veces no queremos decirle a Dios las cosas como son y usamos palabras “técnicas”, pero es mejor ser sinceros con Dios, Él quiere que le digamos las cosas que sentimos y pensamos porque *Él ya sabe lo que sentimos y pensamos*, pero es conveniente para nosotros confesarlas, *ponernos de acuerdo con Dios en llamar a lo malo malo y a lo  bueno bueno*, es bueno decirle a Dios “tú sabes que te amo, pero esta y aquella acción reflejan que no te amo como mereces, ayúdame a amarte y obedecerte más”.

 

Para no dejar a Pedro mal parado quiero cerrar con un buenísimo ejemplo a seguir: Cuando Pedro supo que Jesús estaba cerca Pedro se emocionó y fue a Él rápidamente. *Jesús está cerca de ti, corre a Él aun cuando tengas cosas que arreglar con Él ¡lánzate del barco y acércate a Jesús!*

 


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