Un bebé en brazos de su Padre

Salmo 121:4 Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel.

Recientemente iba camino al templo a una reunión y llevaba a mi bebé cargado, como lo vi somnoliento le dije que se durmiera. Me asombró lo rápido que se recostó en mi hombro y se quedó profundamente dormido, pero no sólo por su velocidad, sino porque íbamos caminando por una zona con bastante tránsito y caminos bastantes accidentados, pero a él no le importó nada de eso, él simplemente se echó a dormir.

Lo vi y pensé "él descansa porque él sabe que yo me encargo de él, lo guardo de todos los peligros que nos rodean, yo camino por él con mis fuerzas y lo llevo hasta nuestro destino, él simplemente depende de mí y confía en mí".

Entonces entendí que eso nos dice Dios: tú eres mi hijo, mi bebé, puedes descansar en mis hombros, yo me encargo de los peligros, yo te protejo, yo soy tu escudo, yo caminaré por ti, los pasos serán con la fuerza de mis piernas, tu peso lo llevaré con la fuerza de mis brazos, yo no me dormiré, no disminuirán mis fuerzas y mi amor por ti ni por un momento, descansa en mí, que cuando despiertes ya habremos llegado a nuestro destino: mi casa...".

Dios no necesita descansar pero tú sí lo necesitas, Él te ofrece hoy descansar en Sus brazos fuertes e invencibles, Él promete cuidar a su familia, sus hijos, su iglesia, bajo sus alas como el ave cuida a sus polluelos, promete proteger a los que están en Cristo dentro de una fuerte torre que nadie puede ni derrumbar ni estremecer. 

Si tomaste la decisión de esconderte en Cristo, puedes confiar en los brazos poderosos de tu Papá, pero si aún no has recibido la cubierta de sus alas, la protección de su torre fuerte y el descanso de sus brazos, puedes hacerlo ya mismo, o esperes más, pídele perdón a Cristo ahí mismo donde estás y contacta conmigo por este mismo medio para ayudarte con tus primeros pasos de tu nueva vida en la familia de Dios.

Hno. Reggie Coronado.

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