¡Sálvanos, Rey nuestro!

Juan 12:13  tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando a voz en cuello: —¡Hosanna! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!  —¡Bendito el Rey de Israel!

Jesús va entrando a Jerusalén como ya lo había hecho durante toda su vida, aunque en esta ocasión viene montado sobre un burrito que nunca había sido montado, la gente de Jerusalén debe haber reconocido la profecía y entendieron que Jesús se estaba proclamando el Cristo, entonces comienzan a gritar "Hosanna!" que significa "sálvame" o "concédeme la salvación". Es una forma aclamar y alabar a Dios, usada en este caso por el agradecimiento de haber enviado al Cristo, al Salvador.

Como ya he dicho, Jesús ya había venido varias veces a Jerusalén, y durante su ministerio siempre predicó el evangelio, por lo que los habitantes de Jerusalén ya conocían los confrontadores mensajes de Jesús, por lo que cuando uno llega a este punto de la historia supondría que dicho mensaje caló en ellos, por la efusividad con la que reciben al Cristo.

Sin embargo, uno sigue leyendo y se consigue con que esa misma gente luego clamó por la crucifixión de Jesús, lo querían muerto ¡una actitud totalmente contradictoria con la que tenían cuando entró a la ciudad! evidentemente era porque ignoraban el mensaje,  les entraba por un oído y les salía por el otro.

Entonces uno profundiza en todo lo que era el contexto histórico/social y se da cuenta que ellos lo que estaban esperando era un rey plenamente terrenal (mírese Juan 6), de tal manera lo que gritaban con tanto júbilo no era "¡Sálvanos del pecado!" sino "¡Sálvanos de esta pobreza, de este gobierno cruel, de la gente poderosa que nos hace daño!" entonces cuando vieron que Jesús no los iba a librar del gobierno romano, sino que más bien se dejó atrapar por Pilato, se decepcionaron y lo que querían era que muriera "ese farsante que se autoproclamó el Cristo pero que no pudo hacer nada ni siquiera contra Pilato, mucho menos satisfacer las necesidades de ellos".

Este pequeño pasaje refleja bastante bien lo que es el hombre (y muy especialmente en contextos como Venezuela, que tiene como religión masiva una donde se menciona el nombre de Cristo), pues:
-Recibe a Cristo con los brazos abiertos cuando piensa que Él viene a satisfacer sus deseos o simplemente las necesidades físicas pero rechaza el mensaje de arrepentimiento para salvación, 
-Recibe a Cristo como una religión bonita que lleva a todos al cielo pero rechaza a Cristo como dueño indiscutible de su vida, 
-Recibe a Cristo como un buen maestro más pero rechaza la enseñanza de Cristo como única fuente de autoridad para guiar su vida,
-Recibe a Cristo como el niño que nace en diciembre pero rechaza a Cristo como el Rey que juzga y condena al pecador,
-Recibe a Cristo como el Dios que perdona pero rechaza a Cristo como el Dios Santo que dice "no peques más",
-Recibe al Cristo que da abundatemente pero rechaza al Cristo que dice "niégate a ti mismo, deja todo lo que tienes y sígueme".

No seamos nosotros de esa forma de pensar, recibamos a Cristo como todo lo que Él es, tanto en lo que nos agrada desde el primer momento como en aquello que nos choca y confronta, pues ambas cosas son manifestaciones de Su Bondad, Amor y Gracia, ambas son características de Su Paternalidad Amistosa, que nos dice todo por nuestro propio bien. Que todo lo que la Biblia nos enseñe acerca de Jesús sea para nosotros un ¡aleluya! y un ¡amén!, un ¡hossana! que realmente signifique "¡Alabado sea tu nombre, Dios y Rey nuestro, porque viniste a salvarnos del pecado!"


Hno. Reggie Coronado.

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