La acera de Dios


Gén 6:2  que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. 


La Biblia nos advierte que tengamos cuidado con lo que vemos (1 Juan 2:15-16), el mismo rey Salomón dice que "no se negó nada de lo que desearon sus ojos". A modo general, todos somos atraídos por lo que vemos, las mujeres por el deseo de verse más bonitas y atractivas y los hombres son atraídos por dicha belleza femenina (esto es en general pero hay otras atracciones más), y esto es lo que vemos en el pasaje: los hombres que invocaban el nombre de Dios desviaron su atención hacia la belleza femenina.

Pero se nos cuenta que Noé caminaba con Dios, de manera similar a su antepasado Enoc.

Una ilustración es esta: Noé al levantarse en la mañana salía a caminar por la acera, hacia la derecha estaba Dios esperándolo y hacia la izquierda estaban los pecadores llamándolo para que se es uniera. Noé tomaba la decisión diaria de caminar con Dios, pero los familiares suyos, descendientes también de Set, dejaron de caminar con Dios y comenzaron a quedarse sentados viendo hacia el otro lado, al otro día se acercaron un poquito más y cada día un poquito más hasta que se casaron con aquellas hijas del mundo, del diablo, del pecado.

Dada la situación, Dios advierte un juicio venidero y le dice al fiel Noé que construya el arca, Noé obedece y les advierte a los demás acerca del juicio pero ellos no le escuchan, no les interesa, sólo quieren seguir "disfrutando lo que ven sus ojos". Como ya sabemos, el juicio vino y sólo se salvó Noé con 7 familiares.

La aplicación: Nosotros debemos permanecer amando y caminando con Dios sin importar qué belleza o qué atractivo se nos presente de parte del mundo. No nos quedemos sentados admirando el mundo ni deseando nada de lo que nos ofrezca, porque terminaremos metidos entre el mundo, "sentados en las sillas de los malhechores".


Cuando Cristo venga ¿en cuál acera me encontrará? a los de la izquiera los pondrá a su izquierda (condenación), a los de la derecha los llevará con Dios (¡como a Enoc!).

Reflexionemos: ¿Dónde están mis ojos? ¿Qué he estado admirando en esta cuarentena? ¿En qué forma el mundo me ha estado llamando y le he prestado algo de atención? ¿He estado caminando y conversando con Dios?
Que al terminar esta cuarentena estemos caminando más cerca de la casa de Dios y más alejados de la calle del pecado.

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