¿Aceptas la ayuda?


Pensaba hace días en la dependencia de los niños, recordando lo tercos que somos algunas veces, por ejemplo -y de eso es esta reflexión- cuando nuestros padres querían llevarnos tomados de la mano y nosotros rechazábamos tal ayuda...

¿Cuántos de ustedes se cayeron o sufrieron algún accidente por esto, por no tomar la mano de sus padres? Yo doy testimonio -y la cicatriz también da testimonio, así que somos 2 xD- de haberme caído por no haber tomado la mano de mi mamá confiado porque estaba cerquita de mi casa, entonces pasaron otros niños corriendo, me empujaron, me caí, me rompí la barbilla, me saturaron la herida, cicatriz de por vida... de haber tomado la mano de mi mamá los empujones no habrían tenido mayores consecuencias porque era la fuerza de mi mamá la que me habría mantenido de pie!!!

En la vida espiritual es igual, si caminamos en nuestras propias fuerzas vendrán los enemigos burladores a empujarnos y esforzarse en que caigamos, y lo lograrán!... PERO cuando aceptamos confiar en y recibir la ayuda de Dios aferrándonos a Su mano PODEROSA entonces NO HABRÁ quien logre derribarnos.

El mayor problema de muchos de nosotros es precisamente ese: pensar que estamos bien firmes y por tanto soltar la mano de Dios, y la verdad es que nunca estamos firmes por nosotros mismos sino porque estamos sujetándonos a la ÚNICA fuente que puede darnos equilibrio y ese equilibrio no es sólo al caminar sino incluso cuando estamos siendo empujados por los enemigos, o cuando la brisa está tan fuerte que pensamos que nos llevará volando, entonces ÉL verá nuestro deseo de mantenernos firmes y mandará a detenerse y alejarse a todo aquello que nos esté estorbando.

¿Y tú, te sujetas a la mano de Dios?

1 cor 10: 12Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Lucas 18:17 De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

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